LEO

Leo es la centralidad, la coherencia e irradiación, su regente, El Sol como centro de nuestro sistema Solar, da sentido a todas las cosas. Es el Dios único y personal, el entendimiento del brillo propio y ajeno, eso que esencialmente somos y que enciende el propósito de vida. En este punto estamos en el centro de nuestro universo, que desarrolla e ilumina la consciencia, creamos nuestras creencias y fijamos el yo, se abren los caminos a la individualidad.

Leo es ese animal que habitamos, instintivo, voraz, radiante, que cuando se construye y hace los procesos de maduración, dejando el ego aparte, crea y abre caminos personales y de otros en consciencia y destino.

Su función es centralizar y organizar, cuando se expresa irradia su luz y logra resonar en lo que lo rodea, transmitiendo alegría y entusiasmo. El mundo como el escenario de procesos de individualidad frente a los colectivos, de la cual somos los protagonistas principales. Con sus cualidades dramáticas, Leo logra que los hechos cotidianos más banales luzcan coloridos e interesantes. La realidad de la vida es comunicada por los mismos Dioses, rebelándose contra toda mediocridad, la energía de Leo está conectada con la fuente misma. Donde tengamos esta energía, nos dará el mapa de dónde encarnar nuestro propio héroe y dónde podemos resignificarnos a nosotros mismos.